Philip K. Dick: Time out of joint (1959)

Texto de Toni Signes

Siempre he estado a favor de la gestión pública de la política. Considero imprescindible la sanidad pública para el correcto funcionamiento de la sociedad, una sanidad gratuita y universal que no discrimine por raza o género. Los centros de educación privados (y concertados) me parecen una mafia elitista que daña profundamente el sistema educativo de un país, entorpecen cualquier mejora en la didáctica y perjudican seriamente a los centros públicos manteniendo prácticas y valores del pasado como, por ejemplo, la educación segregada o la enseñanza católica. Ahora bien, con el auge de los ciudadanismos y los fascismos asistimos al surgimiento de una clase política aburguesada y sumisa al mercado que rechaza, o aun peor, desconoce, los problemas reales y las cuestiones imprescindibles para el funcionamiento de la política. Así que empiezo a dudar de la adecuación actual de la gestión pública de nuestras vidas, es decir, de que las injerencias que los partidos políticos hacen en nuestras vidas privadas desde lo público puedan resultarnos beneficiosas. Al contrario, estas injerencias entorpecen nuestro desarrollo personal, y no me refiero solo en un sentido económico, que también. El sometimiento social, ideológico y cultural al que nos enfrentamos nos hunde en el desánimo y la desesperación, sólo hay que ver el incremento en consumo de antidepresivos o en visitas a terapeutas.

Escrita en 1959 e intuyendo que vivimos en una libertad relativa por culpa de los organismos políticos, Philip K. Dick llevó esta situación al límite en su novela distópica Time out of joint (Tiempo desarticulado). En ésta analiza la vida de personas normales en un entorno lo más normalizado posible con un extraño trasfondo. De nuevo, Philip K. Dick utiliza la literatura para describir su concepto de realidad y sus preocupaciones en el momento de la publicación: el control gubernamental, la idea de vida real y las intromisiones que no percibimos pero existen y condicionan nuestras vidas.

En Time out of joint, el protagonista Ragle Gumm vive en un entorno idílico sin necesidad de trabajar ya que se mantiene gracias a un concurso diario del periódico local. Este juego consiste en descubrir mediante unas pistas confusas que ofrece el periódico y una serie de cálculos dónde se esconde un hombrecillo verde en un tablero similiar a un hundir la flota. Sin embargo, la estabilidad de su vida se ve alterada cuand Gumm tropieza con algunas situaciones extrañas que consiguen alarmarlo y provocar que empiece a dudar de la realidad y de su propia vida. Cuando surgen estas dudas se anima a salir del pueblo por primera vez en su vida y una serie de caprichosas casualidades y sucesos se lo impiden. ¿Qué clase de orden superior le impide desarrollar sus inquietudes y resolver sus dudas? ¿Qué hace realmente y por qué todo se ha organizado en torno a él y el concurso del hombrecillo verde?

Philip K. Dick se sintió vigilado por la CIA durante años, y además, gracias al consumo de drogas y ansiolíticos desarrolló una fuerte depresión que le llevó a dudar de estar viviendo su propia vida e incluso afirmar que recordaba otros mundos o realidades que estaba habitando simultáneamente. En su charla de la convención de Ciencia Ficción de 1982 en Metz afirmó: “Muchas personas aseguran recordar sus vidas anteriores. Yo, por mi parte, afirmo que puedo recordar una vida presente distinta. No conozco a nadie que haya hecho declaraciones como esta, pero sospecho que mi experiencia no es única. Quizá lo sea el deseo de hablar de ella.” Y no es tan descabellado creer algo así. Nuestra experiencia inmediata se basa en conocimientos anteriores, sensaciones actuales y proyecciones futuras. Dos personas viviendo el mismo momento y lugar no van a sentirse igual ante un mismo estímulo. Y una misma persona, si está padeciendo una enfermedad o una depresión no va a recibir del mismo modo una información como seguramente la recibiría en una situación de menor estrés estando sano/a. Es y será la misma persona (al menos, físicamente), pero al mismo tiempo su capacidad de razonar no será la misma. Nos encontramos ante una vida presente distinta a la que se viviría sin enfermedad. Durante una depresión es difícil creer estar viviendo la vida que nos corresponde, es difícil decir que se actúa con libertad de decisión y es cuestionable quién dirige nuestras acciones y decisiones y poder responsabilizarnos de éstas.

Tras la lectura del libro Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos la lectura de las novelas de Philip K. Dick es mucho más satisfactoria.

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