
Texto de Carles Llonch Molina
En la última gala de los premios Óscar se ha premiado a Black Panther, una de mis pelis de superhéroes preferida, con las estatuíllas a la mejor banda sonora, a la mejor dirección artística y al mejor vestuario. Parte de su atractivo, al margen de la potente propuesta estética, es la de mostrar una sociedad utópica fuera del eurocentrismo cultural clásico. Wakanda es una superpotencia tecnológica orgullosa de su cultura, donde conocimientos científicos y prácticas chamanísticas conviven para cuidar del bienestar de la sociedad.
Para mí es importante, al hablar de magia en el contexto de las historias de ciencia-ficción, recordar la célebre cita de C. Clark: <<Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es totalmente indistinguible de la magia>>. Personalmente me ayuda en muchas ocasiones a aportar verosimilitud y, por tanto, a disfrutar de un buen relato al margen de discusiones puristas. Es el caso de Binti, de la escritora Nnedi Okorafor, donde magia y ciencia conviven… y no pasa absolutamente nada.
Binti y Black Panther tienen cosas en común. Estas obras forman parte de un gran corpus literario y estético enorme que se ha etiquetado como afrofuturismo y cuya propuesta es, entre otras cosas, pensar un futuro tecnológico desde la perspectiva cultural de la denominada diáspora africana. En el afrofutursimo conviven el pasado y el futuro en busca de una nueva identidad. Según la cineasta Ytasha L. Womack, el movimiento explora «la intersección entre cultura negra, tecnología, liberación e imaginación, con una pizca de misticismo también. […] Es una forma de unir el futuro con el pasado y, en esencia, de ayudar a reinventar la experiencia de las personas de color». Así pues, el afrofuturismo no es solamente una propuesta estética sino sobretodo un vehículo de pensamiento que se escuda en la ficción para contraatacar a siglos de cultura colonial eurocentrista. Los temas que aborda esta saga están precisamente enfocados en esa dirección.
Las dos primeras partes de la triología, Binti y Binti: Hogar, están publicadas en castellano (con un trabajo de traducción, diseño y arte muy cuidado) por Crononauta un interesante proyecto editorial sobre ciencia ficción, fantasía y terror con perspectiva de género gestionado por una asociación sin ánimo de lucro.
Pero vayamos al texto. El personaje principal (cuya voz en primera persona narrará ambas historias) es Binti, una joven de 16 años que habita en la Namibia de una Tierra futurista. Posee una mente privilegiada para las matemáticas, ciencia que cultiva ya que proviene de una familia de maestros armonizadores donde el uso de la misma tiene fuerte arraigo. Junto a su padre se dedica a construir astrolabios, unos aparatos de tecnología avanzada. Forma parte de los himba, tribu cuyo elemento identitario más característico es el uso del ojitze, una mezcla especial de arcilla y aceites esenciales con las que se cubren el cuerpo y los cabellos.
Binti es aceptada en la universidad más importante de la galaxia, lo que debería ser un gran honor para los suyos, pues solamente un porcentaje mínimo de la raza humana puede optar a ello. Sin embargo, la idea no gusta nada ya que en su tribu está muy mal visto el abandonar sus tierras. (<< Nuestra tierra ancestral es vida; si te alejas de ella, te apagas. Incluso nos cubrimos el cuerpo con ella>>). Aún sabiendo que será considerada una paria entre los suyos, decide escapar y emprender el viaje interplanetario rumbo a Oomza Uni. Binti se topará con una raza de medusas inteligentes (sí, medusas con bastante mala leche) que la cambiará para siempre.
Muy poco más se puede decir del argumento del primer volumen, y menos del segundo, sin adelantar demasiadas sorpresas de la trama. Si quieres leer el libro (cosa que recomiendo) no leas el siguiente párrafo.
Una de las cuestiones que abordan Binti y Binti:Hogar es la de la gestión de las diferencias, eso sí, desde una perspectiva conciliadora. Mientras en el primer volumen dos especies aparentemente condenadas a no entenderse alcanzan cierto equilibrio, en el segundo el conflicto se traslada a la Tierra, donde las tribus humanas no actúan muy diferente entre ellas mismas. La desconfianza y el miedo a lo diferente son males que pueblan todo el universo por igual pero, por suerte, siempre hay individuos por encima de ellos capaces de tender puentes de acercamiento.
Otra reflexión que abordan ambos textos es acerca de la construcción de la identidad, y los complejos factores sociales y también políticos que influencian en la misma. Nuestra protagonista sufrirá el racismo de los koush , de piel más clara, a la vez que es considerada como una forastera entre los suyos. Su conflicto interno hará de hilo conductor del texto y se centrará en un principio en no renunciar ni a sus aspiraciones ni a sus raíces, pero a medida que la historia avanza se hace más complejo a fuerza de circunstancias sorprendentes que la obligarán a reformular su identidad al completo.
La prosa sencilla de Okarafor atrapa desde la primera página. Su imaginación baña la historia con multitud de detalles que te zambullen, en sorprendentes pocas páginas (apenas cien en la primera entrega y doscientas la segunda), en un mundo en el que magia y ciencia se conjugan con naturalidad. <<Una página de Nnedi Okorafor contiene más imaginación que todo un libro de fantasía épica normalita>> Ursula L. Le Guin dixit (ahí la llevas).
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