Ursula K. Le Guin: La mano izquierda de la oscuridad (Booket, 2018)

ursulakleguin losmorlocks

Texto de Toni Signes

Estoy leyendo la increíble novela de ciencia-ficción La mano izquierda de la oscuridad escrita por Ursula K. Le Guin en 1969. Tengo la horrible (pero barata) edición de bolsillo de la editorial Booket y menos mal que para comprarla no influyeron la portada y el formato porque se podría haber quedado en la librería. Ojalá que en algún momento las editoriales se animen a contratar a buenos diseñadores/as sin encarecer exageradamente el precio de los libros.

En La mano izquierda de la oscuridad se narra la historia de un diplomático terrícola que acude al planeta Gueden como representante de una comunidad político-comercial interplanetaria. Su intención es que Gueden se anexione a dicha liga. En el viaje se sorprende de que los habitantes de Gueden son seres asexuales excepto durante unos ciclos en los cuales desarrollan aparato reproductor y con ello se activa su deseo y su actividad sexual. Durante estos periodos cada ciudadano de Gueden adopta aleatoriamente un género por lo que a lo largo de su vida adoptará características masculinas y femeninas; si adopta identidad femenina puede quedar embarazada. Finalizado el periodo de celo pierden sus características sexuales y pasan a ser asexuales de nuevo, similar a un estado prepúber.

En el capítulo La cuestión del sexo se recogen las notas de campo de la investigadora Ong Tot Oppong en torno a la sexualidad guedeniana y su influencia en la construcción de su sociedad. El capítulo arranca explicando como funciona el comportamiento sexual, los tiempos de fertilidad y los efectos fisiológicos en el cuerpo de los guedenianos cuando entran en kémmer, el ciclo de activación sexual. Posteriormente pasa a desarrollar sus observaciones sobre las relaciones afectivas. Expone que habitualmente la sexualidad es vivida en pareja pero también es posible encontrar comunidades sexuales de guederianos en kémmer. No obstante, lo habitual es establecer un vínculo similar al matrimonio humano llamado kemmerante. Este matrimonio dura toda la vida y no existe el divorcio. Además, se permite el incesto con algunas restricciones: no se puede establecer lazo de kemmerantes ni seguir intimando tras procrear.

La organización de la actividad social, agrícola e industrial se acomoda a los ciclos de kémmer durante los cuales, además, se equiparan las estructuras sociales y no existen diferencias laborales ni económicas. Pese a que esto demuestra la importancia del sexo en la estructuración social, cabe destacar que durante los periodos no-sexuados (una cuarta parte del tiempo) la sociedad y su estructura es completamente asexual.

Esta construcción asexual de la sociedad repercute en diferentes aspectos:

Como cualquier guedeniano será mujer y madre durante el kémmer en algún momento de su vida, todo el mundo está concienciado de las cargas relacionadas con la maternidad y éstas son compartidas equitativamente. Ursula K. Le Guin expone que “nadie es aquí tan libre como un hombre libre de cualquier otra parte”. La autora afirma que el dualismo inherente al pensamiento humano está minimizado en Gueden al no haber división sexual. No existe diferencias entre un fuerte y un débil, cuidadora y cuidado, protector y protegido ni dominación ni sumisión. Así como en la Tierra un hombre desea ser reconocido por su virilidad y una mujer por su feminidad, en Gueden no encontramos esta diferenciación y las personas son reconocidas exclusivamente por su valor como ser humano. Imaginaos el cambio que implicaría esto en la construcción social y económica actual de occidente. Chimamanda Ngozi señala en su libro Todos deberíamos ser feministas que la educación humana distingue entre hombres y mujeres: a ellos se les educa desde niños para que sean duros, con lo que consiguen hacernos crecer con egos muy frágiles y a ellas se les enseña a servir a estos egos fragilizados. Como consecuencia nos encontramos en a una sociedad en la que se han priorizado las apariencias frente a los sentimientos y en la que las mujeres deben mantenerse en segunda fila en la batalla de egos masculinos. Ellas no deben ser superiores a nosotros para no dañar nuestros egos. Y además, siendo hombre mi voz debe ser obedecida y escuchada porque así me han educado: yo soy el más duro, el más inteligente y el más preparado.

Siguiendo con el texto de Le Guin, al no existir la dualidad hombre-mujer y no haber, como hemos visto, comportamientos masculinos, se ha eliminado la guerra. La cual es una consecuencia de la masculinidad, similar a una violación a gran escala. La sociedad guedeniana al eliminar las diferencias de género es una sociedad no agresiva y sin guerra. Sigue habiendo asesinatos pero a pequeña escala y generalmente, sin repercusiones más allá de la primera muerte.

No existen imposiciones sexuales ya que el sexo está condicionado por los ciclos fisiológicos del kémmer, esto implica que no hay violaciones y toda relación sexual es consentida y motivada por el deseo. Tampoco existe el cortejo al no tener sentido en este tipo de ciclos, el kémmer es una actividad puramente física y fuera del kémmer no existe el deseo.

Por otra parte, los guederianos no tienen miedo a mostrar sus emociones o sentimientos. No se avergüenzan de llorar ni de reír y no reprimen su enfado o alegría. Los humanos vivimos disimulando nuestras emociones bajo una constante ilusión de alegría y estar triste o deprimido es algo mal visto socialmente. Recuerdo a mi padre y madre preguntándome por qué estoy triste y cuestionando mi derecho a estarlo. No les culpo por ello, esta actitud es habitual en una sociedad en la que no hay espacio para las emociones negativas. No podemos empatizar porque nos educan para reprimir. No podemos dejar que simplemente suceda porque cuesta aceptar que alguien no se encuentre bien anímicamente y además lo expone públicamente.

Finalmente, en La mano izquierda de la oscuridad Ursula K. Le Guin desarrolla una crítica contra el capitalismo. Un capitalismo al que podemos considerar como un régimen económico y social de base masculina. Como tal, el capitalismo explota la competitividad, la agresividad y la violencia (y violación) al prójimo. Por otra parte prioriza el bienestar individual frente al del grupo y busca la satisfacción inmediata para satisfacer ese debilitado ego que siempre pide más y nunca será satisfecho. Exalta, además, el orgullo territorial y permite que crezcan bajo su amparo corpúsculos ultra-nacionalistas de tendencias fascistas. Ojalá viviéramos en una sociedad como la de Gueden.

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4 Replies to “Ursula K. Le Guin: La mano izquierda de la oscuridad (Booket, 2018)”

  1. La obra de Le Guin podría clasificarse como ci-fi blanda pero su capacidad para crear, por ejemplo, sociedades alienígenas “verosímiles” basándose en sus conocimientos de las ciencias del comportamiento humano es digna de elogio.
    Buen artículo. Saludos.

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    1. Hola, muchas gracias por su opinión. He leído su interesante artículo sobre ci-fi dura y blanda (la verdad es que desconocía esta distinción) y creo que me quedo con su conclusión: «La ciencia-ficción reflexiva me la pone dura» ¡Un afectuoso saludo!

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    2. Hola, muchas gracias por su opinión. He leído su interesante artículo sobre ci-fi dura y blanda (la verdad es que desconocía esta distinción) y creo que me quedo con su conclusión: «La ciencia-ficción reflexiva me la pone dura» ¡Un afectuoso saludo!

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