
Texto de Miss Spaceman
He terminado de leer El día de los Trífidos de John Wyndham y con esto completo una trilogía que he compuesto involuntariamente formada por la película de 1962, la miniserie del 2009 y la novela original del 51, un recorrido por tres maneras de contar la misma historia para enterarme
de una vez qué pasa con los malditos trífidos, de dónde vienen y si son animales, plantas o marcianos. Me siento un poco como en una scape room casera de la serie B.
La película del 62 es lo primero que vi. El argumento no puede ser mejor: unas plantas gigantes de procedencia desconocida que comen gente se liberan y empiezan a caminar la misma noche que hay una lluvia de meteoros preciosa, un espectáculo único en el universo, que deja ciego a
todo el que estuviera mirando, como un 98% de la población MUNDIAL. Es una producción británica, como el libro, y está dirigida por un tal Steve Sekely. Me gusta mucho que los personajes tengan una fisionomía un poco diferente a los estándares de Hollywood. El protagonista es un señor que se despierta el día que le tienen que quitar las vendas de una operación en los ojos pero en el hospital no hay nadie para hacerlo porque todo el mundo se ha quedado ciego con la lluvia de meteoros. No se menciona porqué le han operado ni a qué se dedica en ningún momento pero lleva gorra de marinero. En un punto se encuentra con una niña como una muñequita de unos 10 años y se declara su protector. Después se encontrará a la mujer hermosa de la película, que cuida de otras personas invidentes en cualquier sitio, se enamoran y se las lleva a las dos a Portugal -A PORTUGAL- a ver si escapan de los trífidos, pero no. Mientras tanto hay un matrimonio de dos científicos viviendo en un faro que se llevan mal por que él bebe y ella sufre, haciendo un estudio de algo marino cuando de repente vienen los trífidos y encuentran la manera de exterminarlos con ATENCIÓN SPOILER: agua salada a manguerazos.
A mi me vale con esto, aunque la lógica cojee y haya cabos sueltos, me vale. Pero un día tecleas The Day of the Triffids en Youtube y de repente ves unas miniaturas de lo que parece ser casi un telefilme pero dices, ¿por qué no? Y te pones a ver el primero de dos capítulos producidos por la BBC en 2009. Confusión máxima: Bill Masen, el personaje principal, ¡es un científico hijo de científicos que han dedicado su vida a los trífidos! ¡Está en el hospital porque un trífido le lanzó veneno mortal a los ojos de un latigazo! Me explota la cabeza. Cuando sale del hospital no se encuentra con una niña si no con una mujer de su edad que es una famosa periodista, Jo Playton. Contemplo estupefacta que además de atractiva, la mujer de la historia tiene personalidad y un valor más allá del estético. En esta versión hay un malo, el Sr. Cocker, que quiere fundar una comunidad bajo sus órdenes basada en la intimidación con armas. Se parece a Kiefer Sutherland y da bastante grima el pavo. Se quiere trinchar a Jo sin su consentimiento, muy
mal Sr. Cocker. ¿Recordáis a la niña de la primera película? Pues aquí son dos hermanitas que saben disparar y van ‘tope molonas’ (aquí sarcasmo) para sobrevivir al apocalipsis. Bill se reencuentra con su padre y todo, es muy emotivo, y ni entre los dos consiguen una fórmula para acabar con los trífidos. Aún os queda saber qué pasa con el malo y con las pequeñas sociedades que espontáneamente se han formado y los protagonistas se encuentran por el camino. Hay un montón de controversia sobre lo humano ahí, está muy bien.

Tiempo después veo en una tienda el libro, con esta portada tan bonita y quiero leerlo y acabar de una vez con todo esto. Preparaos para la traca final: resulta que Bill Masen trabaja en una granja de trífidos pero no es ningún científico. Sus padres tampoco. Los trífidos son plantas creadas a través de modificaciones genéticas para conseguir aceite combustible. Sí le ha dado un latigazo una planta gigante y por eso está en el hospital. Jo es Josella Playton y no es periodista, sino la famosa escritora de una novela supuestamente erótica de gran éxito. Bill deja claro desde el principio lo atractiva que le parece pero también admira sus cualidades para la supervivencia, lo que no le hace 100% misógino como es de esperar en este tipo de novelas. Sí encuentra a una niña por el camino y se la lleva con él por que la pobre ha visto cómo los trífidos se comían a su hermano. Aquí no hay ningún foco de maldad si no pequeños tiranos que dirigen comunidades dispersas que van explorando a ver si aciertan con una que sea buena para quedarse. La reflexión sobre la condición humana ante una catástrofe a gran escala es mucho más profunda.
Y nadie va a Portugal.