Chris Marker: La Jetée (1962)

Texto de Toni Signes

Pese a que sobre La Jetée ya han escrito grandes pensadores como Deleuze o Susan Sontag voy a escribir una reseña porque siempre que he visto este corto siento cosas que difícilmente alcanzo con otras películas (aunque comparten espacio mis ganas con las dudas sobre qué diablos voy a poder decir yo sobre esta obra que no se haya dicho antes y mucho más elegantemente, en fin). La Jetée es una sucesión de imágenes fijas acompañadas por la sombría voz de un narrador que cuenta en tercera persona una sincera historia post-apocalíptica, estamos frente una de las películas que mayor importancia han tenido en la historia del cine y que han influido en otras muchas películas posteriores. Por ejemplo, 12 Monos está basado en la película de Chris Marker en la que el protagonista de la película es perseguido por el recuerdo de su propia muerte.

Esta película de ciencia ficción fue estrenada en 1962, pocos años después de la 2ª Guerra Mundial y nos cuenta la historia de París tras la 3ª Guerra Mundial. Un París inhabitable, como el resto del mundo, debido a los altos niveles de radioactividad en la superficie. No existe espacio. Para sobrevivir, los ganadores de la guerra (y sus prisioneros) viven en túneles subterraneos: «Los vencedores montaban guardia en un imperio de ratas». Estos túneles nos remiten a los campos de concentración nazis, así como también podemos recordar los experimentos del Dr. Mengele por el hecho de que los ganadores de la guerra se dedican a experimentar con los prisioneros: les inyectan sustancias con las que intentan que éstos puedan viajar mentalmente a través del tiempo para poder encontrar una solución en el pasado o el futuro que permita la supervivencia de la raza humana. La mayoría de los prisioneros mueren o enloquecen cuando su mente viaja a través del tiempo y son abandonados o sacrificados en el interior de los túneles. Buscando quien puede ser el sujeto idóneo para el experimento se encuentran con el protagonista, un prisionero que en sus sueños acude constantemente a un recuerdo, la imagen de un puerto en una tarde soleada en la que de niño se encontró con una mujer y presenció la muerte de un hombre. Piensan que anclarlo a esta imagen del pasado le permitirá llegar a ella y así, poder viajar posteriormente al futuro.

Así, los científicos utilizan el amor del prisionero por otra mujer (a la que apenás conoce) para conseguir sus objetivos. No obstante, el narrador afirma sobre su relación: “Construyeron un amor sin recuerdos ni esperanzas” y “el tiempo se construye a su alrededor con el placer del momento y los símbolos de las paredes”. Del mismo modo que nosotros/as lo sabemos, el protagonista es consciente de la muerte presente en su tiempo real. Así, su amor puede florecer en un pasado para él y un futuro incorpóreo para ella. Un tiempo que, para ambos, no existe pero que es el único en el que puede perdurar su relación ya que en cualquier otro (mundo físico futuro o pasado, tiempo virtual desde la perspectiva de él o de ella) está todo muerto: el mundo está muerto tras el desastre nuclear, ella muerta durante la guerra y él que es consciente de verse morir siendo niño.

Se buscaban otras maneras de contar y es que esta película es coetánea del movimiento francés de la Nouvelle Vague y así como éste pretende alejar sus historias de la realidad mediante la eliminación de la edición, el montaje y la linealidad en la historia narrada, sirva de ejemplo la película Weekend de Godard en la que el montaje quiebra la continuidad de la historia, Marker nos ofrece una estructura basada en la sucesión de imágenes fijas fotográficas en las que los diferentes ritmos entre éstas es el responsable de guiar a los/as espectadores/as a través de la historia, mostrando la importancia de las escenas cuando quiere mediante una mayor duración o, volando rápido a través de las imágenes cuando quiere introducir mayor acción. Sólo hay una escena en la que hay movimiento, muy sutil, vemos a la mujer dormir y despertar, al despertar parpadea 2 veces. Este parpadeo la aleja de la muerte, una constante durante toda la película, a nivel de trama y de montaje. Convierte en algo vivido a la mujer que, en realidad, está muerta tanto para el protagonista como para nosotros.

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