El discurso de Claremont en X-Men: Génesis Mutante 2.0 (Panini Comics, 2018)

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Texto de Toni Signes

El pasado mes de octubre Panini Cómics publico La Patrulla X: Génesis mutante 2.0., la historia que sirve como carta de presentación de Jim Lee y también supone el final de Claremont como guionista de la serie. Claremont estuvo al mando de los mutantes desde el primer número de la nueva Patrulla X en 1975, hasta el tercer número de la reformada patrulla junto con Jim Lee en 1991. Claremont tomó las riendas de una serie que estaba en las últimas, cuyas ventas menguaban cada mes y consiguió, dándole un lavado de cara radical a la serie, convertir a los mutantes en lo que son hoy (y sobre todo fueron durante la época en la que él escribió las historias). En sus guiones se desarrollaron historias tan memorables como la de Fénix Oscuro, los Centinelas, las de Kitty Pryde y también la de los Morlocks, que da nombre a este blog. Claremont creó nuevos personajes: Pícara, Kitty Pryde o Gámbito entre otros. Además, inventó el concepto de Patrulla-X Azul y Patrulla-X Oro, que todavía se sigue utilizando en las series mutantes.

Sin embargo, cuando Jim Lee irrumpió en los 90’s en la serie de los mutantes, Claremont no pudo entender algunas de las nuevas tendencias que iban incorporándose al mundo del cómic en general y al de la patrulla X en particular: la hipersexualización de los personajes, la violencia por violencia y por otro lado, los autores de ego desmesurado o el deseo por parte de la editorial de convertir las series clásicas en grandes blockbusters que en su objetivo mercantilista limitaban la libertad creativa.

En el último número guionizado por Claremont de dicha serie, el profesor Charles Xavier emite un discurso que, en mi opinión, puede considerarse tanto como una despedida del autor como una crítica velada a la situación. El discurso se centra en desmitificar a los personajes, en revisar el pasado y conjeturar sobre el futuro y defender una postura no centrada en el éxito sino en la personalidad.

Así, Xavier le recuerda a Moira que pese a sus poderes y a todo lo que han conseguido gracias a estos, los X-Men no son dioses: “No somos dioses, aunque nuestros poderes nos hagan creer lo contrario”. Y además, destaca que la situación de Magneto, su deriva violenta e individualista, no es culpa de una sola persona, sino que existen influencias externas que han provocado su deriva y la radicalización del proyecto mutante. Estas influencias los relaciono con el poder de la industria y su influencia en el desarrollo de las historias y personajes. Tras la introducción, Xavier adopta un tono más sombrío y se responsabiliza sobre el futuro de la Patrulla-X: “Ahora, quizá haya llegado la hora de hacer algo que nos forje a nosotros. De actuar en el escenario de la historia.” La segunda frase es clave, puede interpretarse de dos modos distintos según el sentido que le demos a la palabra historia. Por una parte, la historia podría ser el contexto histórico, cultural y comercial del cómic. En ese caso, Claremont se refiere a la postura que adoptará el siguiente guionista respecto a ésta, si será absorbido por ella o sabrá mantener la independencia respecto a los valores impuestos por el mercado. En cambio, si entendemos historia como todo lo sucedido a la patrulla mutante hasta ese momento, “actuar en el escenario de la historia” sería mantenerse fiel a las tramas y personalidades de los personajes hasta ese momento. Con la sentencia de que “algo que nos forje a nosotros” abre la puerta a la esperanza y posibilidades del grupo (y cómic) en el futuro.

A continuación, se compara con Magneto y habla de las diferentes elecciones tomadas (una buena y otra mala: “él por una pesadilla, yo por un sueño”), entre estas dos elecciones, pese a haberse posicionado moralmente, no sabe cuál de las dos es la correcta y confía en el tiempo para que le dé la razón tras su decisión. Xavier (y Claremont) espera que su postura sea la válida frente a la otra.

Finalmente, relega el éxito como objetivo de la Patrulla-X y señala que para conseguir lo mejor de nosotros mismo lo más importante es intentarlo. La doble lectura del discurso nos permite identificar el hecho de contar historias como lo que posibilitará conseguir lo mejor de nosotros mismo, sobre todo, pensando en el propio hecho narrativo y no en un futuro beneficio económico. Lo importante de escribir, es hacerlo, no lo que se derive de esto.

Lamentablemente Jim Lee, no estuvo a la altura en los guiones y la historia degenera en una sucesión de viñetas en el que los diálogos pocas veces tienen sentido entre sí (me recuerda al infumable Spider-man de Todd McFarlane). Llega a degenerar tanto que en ocasiones me he preguntado si no habrá algún problema en la edición y se han desordenado algunas páginas… Tengo que ir a mi tienda de cómics y comprobarlo.

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