Stan Lee, Moebius: Estela Plateada – Parábola (1988-89)

Texto de Carles Llonch Molina

Normalmente es Toni el que habla de cómic norteamericano en este blog, pero esta semana voy a ser yo el que saque a relucir una producción de Marvel.  Eso sí, se trata de una muy especial. 

Simplificando, en el mundo del cómic podemos entender que hay tres grandes tradiciones. Por un lado la norteamericana, la japonesa y la europea.  Esta semana os quiero hablar de un verdadero cruce  (crossover sería el palabro) entre pesos pesados de la tradición europea y la norteamericana. Se trata de Parábola, el cómic en el que colaboraron Stan Lee y Moebius (Jean Giraud). 

Para mí hablar de Moebius es muy difícil sin sonar como un fan, pues decir que me gusta mucho es quedarse corto. Es de lejos el dibujante cuya obra visito más a menudo y creo que muchas veces mi criterio a la hora de elegir una lectura ilustrada es simplemente buscar estilos que me recuerden al suyo. 

El acercamiento de estos dos grandes de la historia del cómic se da gracias al éxito de la revista Metal Hurlant, editada entre otros por Moebius entre finales de los 70 y  finales de los 80. Esta dio el salto al otro lado del charco y favoreció el fichaje del francés por Marvel, que editaría y distribuiría mucha de su obra en el mercado yanqui. 

Esta unión creativa entre Stan Lee y el francés no daría más frutos que el de este Parábola publicado entre 1988 y 1989. En esta extraña pareja Lee aportaba los métodos de una industria que producía de manera casi fordiana los cómics (guión, tinta, color y rotulación eran a menudo de distinta manos) y Moebius su dibujo. Cabe decir que este último provenía de un mercado creativo más libre y para adultos, favorecido por la creación de revistas editadas por los propios dibujantes. 

El caso es que a Giraud esto no suponía solamente trabajar con personajes que le venían dados, sino adaptarse al denominado método Marvel. Este consistía en que Stan Lee apenas pasaba unas pequeñas pinceladas de la historia a los dibujantes y éstos eran los encargados de desarrollar la historia para posteriormente devolvérsela a Lee, quien ponía los diálogos. Este método gustó a Moebius ya que, según dice en el epílogo, estaba acostumbrado a recibir guiones demasiado detallados para las historias de Blueberry por parte de Charlier.

[Aquí quiero hacer un inciso porque parece ser que lo que Lee denominó método Marvel no era sino una manera de figurar (y cobrar) como guionista cuando su autoría era poca o nula y los dibujantes como Kirby cargaban con todo el peso de la creación sin recibir el merecido reconocimiento.]  

La historia del cómic es sencilla. Galactus llega a la Tierra y los habitatnes del planeta le profesan fe gracias a un predicador televisivo. En esas, Galactus incita a todo el mundo al caos y al hedonismo desenfrenado ( «¡No existe el mal ni existe el pecado! ¡El placer lo es todo!») con la intención de alimentarse con el planeta una vez la humanidad se haya autodestruido. Es entonces cuando Estela Plateada aparece para intentar que todo vuelva a la normalidad. No lo tendrá fácil, pues incluso la gente a la que pretende salvar se le pone en contra, cegados por la irracionalidad. Cuando las circunstancias llevan a Galactus a enseñar sus verdaderas intenciones, pierde el favor de la masa y decide abandonar la Tierra. Es entonces cuando el mundo, sin aprender la lección, empieza a adorar a Estela Plateada el cual se ve obligado a mostrarse falsamente mezquino para salvar a la humanidad de su propia estupidez.

La historia pretende ser una parábola (valga la redundancia) sobre la religión, el fanatismo y el poder. Seguramente Stan Lee buscó un terreno común a los dos y tuvo en mente la predilección de Moebius por temas de carácter filosófico . La verdad es que la historia me parece un poco plana y previsible, pero intuyo que las historias clásicas de superhéroes eran así.

Lo que mejor encaja de estos dos mundos creativos son los personajes. Por un lado Estela Plateada, que se asemeja mucho a otras creaciónes del francés que, como el surfero, son llaneros solitarios galácticos con tendencias a divagaciones metafísicas o surrealistas. Por otro lado, Galactus, un coloso de naturaleza y poderes hacen pensar que en efecto se trata de un dios, un ser por encima del bien y del mal que destruye todo a su paso. Este es dibujado con rotundidad, y a veces me recuerda a una de esas esculturas o construcciones monumentales que pueblan los mundos en los que transcurren las historias de Arzach o el Mayor.

En fin, Parábola no es un cómic memorable, pero sí una curiosidad que merece ser citada por el renombre de sus protagonistas, y que además ilustra una época dorada del cómic europeo, llena de frescura y talento, tanto que sus creadores fueron atractivos incluso para las maquinarias de producir entretenimiento como Marvel y Hollywood. Los vínculos entre Moebius, Blade Runner o George Lucas también merecen ser citados, pero eso ya queda para otra entrada al blog.

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